DE DELITOS Y UTOPÍAS

¿Volverá otra vez ese tiempo, en 
el que no se teme a las utopías?

Elias Canetti
Existe un mundo que tolera a coleccionistas de casas abandonadas mientras hay quienes reptan en la precariedad empeñando su vida y su existencia a cambio de un techo o quedan lastradas en la miseria de la falta de él. Ese mundo no solo permite la desigualdad, también ataca a quien la desafía. Pero de vez en cuando, cada cierto tiempo, una de estas casas es secuestrada.

Hace poco ocurrió uno de estos secuestros. Quienes lo revindican dicen no aceptar este mundo y cuentan que se atreven a soñar tiempos distintos. Hablan de recuperar el espacio del abandono y el desuso. Podría decirse, no sin cierta ironía, que en su secuestro lo han rescatado. A quienes se acercan les dicen que el secuestro ya está hecho, pero que el rescate necesita de más manos y cabezas. Convocan a edificar una cultura de la desobediencia, a encontrarse en la necesidad de enfrentar la opresión y las cárceles en todas sus formas. Dicen que el nuevo proyecto, una biblioteca, no es sino la continuación de años de luchas y resistencias, décadas de guerra contra lo existente, la eternidad de un proceso de demolición que busca las ruinas del viejo mundo para que uno nuevo comience. Esas palabras tienen cierto tono despreocupado, cierto tono de gravedad pesada que carga un inmenso pasado. En la casa se siente vibrar una energía extraña, una que recuerda a canciones que cuentan como a veces se ha mirado de frente al tirano y tras una descarga de luz penetrante, surge el brillo en los ojos de quien desafía de nuevo a la historia. Mientras la libertad se mida por la longitud de una cadena, nuestra vocación será clara, se les oye decir, dedicarnos a destruir al espíritu que la forja y desmontar la idea de que ésta es necesaria. Quien se acerca por allí puede escuchar estas ideas que resuenan como ecos de ilusiones perdidas. Queremos el carnaval y la barbarie, la fiesta que rompe las normas y destruye las clases sociales, el salvajismo que enfrenta una civilización de opresión y miseria y se niega a ser domesticado. Somos las delincuentes que esta sociedad merece.

Te invitamos al delito, te invitamos a Carnaval y Barbarie, Biblioteca Okupada Anarquista.